El pan de la Alpujarra es un alimento clave en la comarca. Pero como todas las grandes cosas para su elaboración se requiere paciencia y mucho trabajo, aquellos que lo realizan deben poseer una habilidad y un arte muy especial, por eso se los llama «maestros panaderos». Es difícil imaginar la gastronomía diaria sin la presencia de un buen pan.

Antiguamente en la Alpujarra el pan era elaborado por las familias. Entonces el oficio de molinero era fundamental para la subsistencia y no había pueblo en esta comarca alpujarreña que no tuviera su molino de agua. Allí llevaban los campesinos su trigo que el molino convertía en fina harina. Algunos de los molinos hidráulicos más famosos eran los de Cáñar, Capileira o Soportújar.

Aunque hoy en día el molino artesanal casi ha desaparecido y con él el oficio de molinero, nuestro pan gracias a nuestros excelentes profesionales sigue teniendo el aroma y el sabor inconfundibles «de pueblo» pues además la calidad y composición del agua influyen en la formación de la masa y nadie puede negar que el agua de esta comarca es excelente.

La maquinaria actual  ha facilitado las tareas necesarias para la elaboración del pan y eliminado las tareas más pesadas. Se emplean amasadoras, hornos automáticos, enfriadoras, cortadoras, etc…de manera que tengamos en nuestra mesa a diario pan recién hecho y variado pues actualmente se demandan panes de diferentes cereales y formatos.

Se produce el pan blanco, además de pan de centeno, espelta, multicereales, y de otros muchos tipos. Todos elaborados de manera tradicional en los hornos de leña de la comarca de la Alpujarra.

El pan es una gran fuente de hidratos de carbono y contiene vitaminas y minerales como hierro y cinc.

Pocos productos tienen tras sí una historia tan larga y llena de simbología llegando a estar presente en la religión católica en forma de eucaristía, en las leyes de hospitalidad del islam con la entrega al huésped del pan y la sal o en la pascua judía.

Además la falta de pan siempre se ha considerado sinónimo de hambre y hay numerosos refranes que dedican al pan una importancia muy relevante no sólo en la alimentación sino en la vida misma.